¿Por qué es fundamental reconectar y sanar tu niña interior para tener relaciones sanas y conscientes?

La forma en la que aprendimos a relacionarnos con nuestros padres o con quienes fueron nuestros cuidadores influye mucho en nuestras relaciones de adultos.

Desde nuestra infancia hemos venido desarrollando ciertas estrategias para sentirnos amadas, valoradas, reconocidas, aceptadas y merecedoras. Estrategias que de una u otra forma nos sirvieron en la infancia pero que de adultas nos tallan, nos duelen, nos mantienen calladas, mendigando amor, generando apegos, repitiendo patrones incluso idealizando o saboteando nuestras relaciones sin darnos cuenta.

Puede ser que en tu infancia creciste aprendiendo a anteponer tus propias necesidades porque debías cuidar a otros y no aprendiste a ser tú la prioridad y con ello te fuiste volviendo una persona complaciente creyendo que esta es la única forma de recibir amor o atención.

Quizás en tu infancia aprendiste que solamente cuando tenías éxito era que te sentías vista, valiosa y/o amada y con ello has asociado tu sensación de merecimiento a lo que manifiestas externamente (logros, status, éxito profesional) habiendo desarrollado perfeccionismo y autoexigencia, pero en el fondo con una sensación de insuficiencia.

En esos momentos en los que la niña se sintió en su interior que era poco amada, abandonada, rechazada, humillada, ignorada, no valiosa etc., se generaron conclusiones/creencias limitantes que fueron guardadas en el inconsciente mediante emociones.

Por lo tanto, hay una parte de cada persona adulta que continúa siendo niño.

En consecuencia, mientras esa creencia limitante no sea llevada a la consciencia, esa parte continúa haciendo las mismas deducciones emocionales e inconscientes, que hacia la niña y repitiendo patrones y relacionándose con personas similares hasta que la haga consciente.

Por eso, cuando te abres a hacerla consciente, te podrás encontrar con cosas como:

  • Comprender que no hay porque obsesionarse por ser especial y diferente para crearse una identidad que te garantice el amor, la valoración y la aceptación de los demás.
  • Comprender que esa necesidad de perfección solo conlleva frustración, resentimiento y enojo.
  • Comprender que no se puede huir eternamente de tu realidad interna, para nunca sentir dolor o tristeza, pues estas te acompañaran siempre que estén en su interior y sin gestionarse.
  • Comprender que no tienes que obsesionarte por ayudar a los demás para que estos te retribuyan tu ayuda en forma de amor y cariño o para sentirte digna de amor.
  • Interiorizar que el afán por entregarse exageradamente a los demás te convierte en una persona dependiente y desconectada de tus necesidades más profundas.
  • Elegir ser tu propia madre y tu propio padre al vivir desde tu adulto responsable y no desde tu niña herida.
  • Entre muchas otras.

Lo importante aquí es entrar a resignificar esas maneras poco sanas con las que aprendiste a sentirte valiosa, importante y merecedora de amor. Pues, aunque lo creas o no, es tu niña interior quien ha estado eligiendo a tus parejas para que sanes tus heridas. O es que acaso no has preguntado, pero sí sé que esa no es la persona que deseo para mí, ¿De donde viene este apego tan infantil con esta persona, ese capricho? ¿Por qué hago ese show de celos tan infantil?

Si esto es un tema que te gustaría trabajar, quiero que sepas que es uno de los procesos principales que trabajamos a profundidad en el Proceso Transforma tu Vida.

Artículos recomendados

Deja una respuesta